miércoles, 3 de diciembre de 2014

MEDICIONES DE RADIACTIVIDAD CON YODO 131

                   La tasa de dosis equivalente hoy, día 3 de diciembre, tres semanas después del tratamiento con iodo 131, es de 1 µSv/h en cuello y de 0,5 µSv/h en vejiga. Como podéis comprobar la radiactividad sigue disminuyendo, especialmente en la vejiga. Estos tres últimos días he bebido más agua de lo habitual, gracias a que al reflexionar para elaborar la entrada anterior, me di cuenta que no debía estar bebiendo el agua suficiente para eliminar el yodo con la orina.
                    He volcado los datos de los medidores al ordenador y se observan lecturas interesantes, que posteriormente os comentaré. Mientras tanto, en esta entrada os voy a informar qué sucedió con los medidores en todos estos meses:

                  El medidor de Lorca sigue colocado en nuestra estación y es la única estación que está realizando lecturas de manera continuada, ya que está en un sótano, protegido de la intemperie.
                  El medidor de Cartagena estuvo colocado en la estación correspondiente, pero no se pueden extraer las lecturas.
                   El resto de los medidores estuvieron haciendo las lecturas en mi domicilio durante todo el verano, salvo los dos medidores que me llevé al hospital, por lo que recogen las radiaciones del tratamiento. Desafortunadamente no preví que a mi regreso podría observar qué sucedería en dichos aparatos y mantuve los medidores con registros media de las lecturas de una semana. El medidor móvil que habitualmente usábamos en nuestros viajes fue separado del resto, ya que parecía que no funcionaba correctamente, pero posteriormente se comprobó que por error había cambiado la función de lectura cuando llegué a casa, por lo que sus mediciones eran distintas a los de los demás medidores. Este medidor, una vez echa la corrección sigue funcionando.
                                 Al regresar del hospital a casa me encontré con todos los medidores preparados para activarse la señal de alarma a un nivel inferior al que yo esperaba (20 y 50 µSv/h), por lo que todos los medidores de mi domicilio comenzaron a sonar frenéticamente. Algunos de ellos dejaron de funcionar en unos pocos minutos, lo que ha permitido descubrir porqué los medidores dejaban de funcionar a la intemperie: con emisiones relativamente elevadas los medidores no dejaban de emitir la señal sonora y se gastaba la pila en muy poco tiempo, aunque funcionaban correctamente al tomar las lecturas y recopilar los registros. Este problema por tanto nos ha permitido detectar un fallo de fabricación de los aparatos. Esperamos que pronto podamos volver a disponer de los medidores defectuosos, corregido este fallo.
                  
             Con los medidores que no se deterioraron hice diversas comprobaciones sobre su funcionamiento, que me han permitido entender mejor la respuesta de éstos frente a fuentes radiactivas. A continuación os señalo las principales observaciones que he hecho:

                 1. Si la fuente radiactiva es de una tasa de dosis equivalente superior a aproximadamente 70 µSv/h, los medidores responden con lecturas de 20 µSv/h y los medidores activan la señal sonora (en el primer día) que tenían seleccionada previamente. Esta señal se activaba incluso pasando a cierta velocidad, si la distancia a la fuente era inferior a los 3 metros.
                  2. Cuando la tasa descendió a 15 µSv/h en cuello, los medidores mostraban una lectura de 5 µSv/h a una distancia de 3 metros; conforme nos alejábamos más, las lecturas caían rápidamente y era necesario esperar unos segundos para alcanzar el valor máximo de lectura del aparato.
                  3. Con una tasa de 1,1 µSv/h en cuello, los medidores no muestran lecturas anómalas a menos de 25 cm. aproximadamente.
                 Aunque estas mediciones no han sido muy exhaustivas, salvo la última, pues no estaba el "horno para bollos" y nunca mejor dicho, si podemos sacar las siguientes conclusiones:
             
                I. Bastan emisiones en superficie de tasas de dosis equivalentes de 1,0 µSv/h para detectar anomalías con los medidores en nuestra zona de estudio (0,400 µSv/h o más). Estas anomalías serán mayores, cuanto mayor sea la tasa de dosis equivalente en superficie y menor sea la distancia, pero siempre a menos de 30 cm para esta mínima tasa de dosis equivalente detectable
                II. Las lecturas anómalas que detectamos con más frecuencia en el medio natural no deben darse por fuentes radiactivas en superficie muy superiores a 70 µSv/h cuando estamos próximos a ellas, y serán tanto más elevadas, cuanto más distantes estemos de ellas.
               Esto se deduce de los valores que hemos observado con los medidores, ya que los valores detectados como mucho han sido de 15µSv/h.
                III. Las lecturas anómalas que detectamos en el medio natural y en superficie deben ser muy superiores a profundidades de unos pocos metros del punto de emisión.
                IV. Las anomalías que detectamos con nuestro vehículo se deben a aproximarnos a emisiones muy elevadas en superficie, y su duración debe ser mayor que la detectamos, como era de esperar. No detectamos valores mayores por alejarnos rápidamente del foco emisor.

                Sólo nos queda mostraros los valores de los dos medidores que nos llevamos al hospital, pero eso será en la próxima entrada.